Mientras que todos los vodkas del mundo se elaboran a partir de cereales o tubérculos, en la localidad francesas de Chevanceaux decidieron hace casi dos décadas dar vida a un vodka a partir de uvas blancas francesas de variedades Mauzac Blanc y Ugni Blanc, propias de la zona de Galliac. Estas uvas son fermentadas en frío, para conservar su frescura, y posteriormente sufren un proceso de cinco destilaciones, las cuatro primeras la uva fermentada Mauzac Blanc es mezclada con el aguardiente de Ugni Blanc, mientras que la última se realiza en alambiques de Armagnac, un método tradicionalmente utilizado para la creación de whisky fino o brandy. A estos productos se añade además el aroma de los mejores melocotones naturales, dando como resultado un caldo de dioses.